Por David Paredes
Detengámonos un poco en la idea de que la lucha popular es de las personas jóvenes. ¿Es, exclusivamente, de ellos y ellas? Y ¿a qué tipo de personas jóvenes nos referimos y a quiénes dejamos por fuera de esa categoría estandarizada?
Es innegable que el Comité del Paro no representa a las personas jóvenes y que sería justo que estas tuvieran asiento, voz y voto en cualquier reunión cuyo objetivo sea buscar la solución de la crisis. Merecen ese lugar por el rol que han desempeñado en estas casi tres semanas de paro, pero también porque históricamente han experimentado los rigores de la marginalidad política y económica. El mismo Iván Duque, el candidato joven, tuvo que meterle unas cuantas canas a su campaña política, a ver si los conservadores más viejos confiaban en él. Porque la gente vieja tiene fascinación y asco por la juventud. Recitan con afectación «Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver», pero cabe sospechar que la asocian con la desorientación y la carencia de argumentos. En su mundo, la democracia es para los viejos.
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