LAS MUJERES Y LAS PERSONAS CON ORIENTACIONES SEXUALES E IDENTIDADES DE GÉNERO, VOCES FUNDAMENTALES DE LA VERDAD

Por Mujeres Nariñenses por la Paz

“Sigo llevando una condena de ser una víctima en tierra ajena”
Esmeralda Muñoz, Pasto, 2018.

La entrega del Informe Final por parte de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición, siendo éste un componente del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición pactado en el punto 5 del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una Paz estable y duradera, es un hito importante para el país, puesto que constituye un punto de partida para construir nuestro futuro.

Este trabajo de más de 3 años, que recoge las voces de las víctimas, testimonios de su afectación, de su dolor, pero también de su resiliencia, le permitió a la Comisión plantearle al país unas recomendaciones y reflexiones sobre lo que sigue ahora con el pasado cruel que dejó y sigue dejando el conflicto armado interno.

Este informe invita a la sociedad colombiana a escuchar, a leer, a interpretar, a entender y a comprender lo que sucedió como país, pasando por la catarsis y la sanación, con el propósito de no volver a repetir la misma historia y que produzca mover fibras, sensibilidades y compromisos por cambiar esa historia, para que una vez por todas aprendamos a coexistir pacíficamente y en democracia en medio de las diferencias ideológicas, culturales, étnicas, de género, religiosas y posiciones políticas, entre otras; es de esta manera como se aprenderá no a evitar los conflictos sino a tramitarlos o gestionarlos pacíficamente partiendo de reconocer nuestra diversidad. El cambiar la misma historia implica enfrentar el pasado para superarlo y tejer colectivamente nuestra nueva historia como sociedad.

Desde las colectivas de mujeres que le han apostado a la construcción de paz se valora profundamente el enfoque de género en el trabajo con la Comisión, que se constituyó como una herramienta fundamental para mostrar el impacto del conflicto armado en la vida de las mujeres, niñas y personas con diversidades sexuales e identidades de género.

La CEV creó un grupo de trabajo de género con la misión de incorporar el enfoque de género de manera transversal en todos los ámbitos del informe, evidenciando las formas diferenciales o desproporcionales en que el conflicto afectó a las mujeres y a las personas con orientación sexual e identidad de género.

Entre esas afectaciones, el Informe relata la vivencia cruel de la violencia sexual y la explotación sexual producida por los actores armados en Colombia, muestra cómo las mujeres fueron botines de guerra y cómo la violencia sexual, antes que causarse por apetencia sexual por parte de los perpetradores, se usó como una forma de sometimiento y de imposición del poder militar y territorial.

“Las violencias sexuales en el conflicto armado son una expresión del poder sobre la vida y el cuerpo de las mujeres; ellas son marcadas por la posesión y el sometimiento de sus cuerpos y mentes. El ataque a su dignidad, su intimidad y su sexualidad constituyen una amenaza permanente sobre sus vidas y es una práctica de control de la población y de muchas veces de anulación de ejercicios de liderazgo de las mujeres”.
(Informe final, capítulo «Hallazgo y recomendaciones», p. 173).

El informe final de la CEV revela testimonios de tres generaciones de niñas y niños que vieron cómo la guerra se hizo parte de sus vidas. Desde la escuela, un lugar que debería ser un espacio protector y de aprendizaje para la realización de sus proyectos de vida, sus entornos se convirtieron en lugares del horror, al estar en medio del fuego cruzado. De hecho, algunos centros educativos fueron usados como trincheras de los actores armados legales e ilegales.

Es importante, sobre todo, valorar las historias y relatos de 25 mujeres, personas LGBTIQ+ y hombres de masculinidades no hegemónicas, registradas en el capítulo “Vidas en Re-existencia”; en ellos se revelan sus dolores, tragedias y su resiliencia, puesto que no es fácil abrir sus corazones heridos y entregar su verdad a un país en el que aún existen sectores de la sociedad reacios a comprender este proceso y a negarse esta verdad que nos pertenece a todos, todas y todes.

En estas historias de mujeres defensoras de los páramos, de sus territorios indígenas, exguerrilleras, lavanderas, cantaoras, hijas de excombatientes, colectivas de mujeres defensoras de la vida, buscadoras de sus familiares desaparecidas, exiliadas, víctimas de violencia sexual y del conflicto armado, entre otros testimonios, se puede evidenciar el poder de las mujeres y su liderazgo en la transformación de las realidades de sus territorios. El informe de la CEV no solamente servirá para conocer lo que nos sucedió, sino también para visibilizar y valorar estos activismos.

Ahora, con toda esta herramienta que presenta la CEV, el trabajo debe continuar, es el momento de poner al servicio de la pedagogía para la socialización del informe final, las diferentes expresiones del arte y la cultura, dirigido de manera específica a la población juvenil, adolescente, niños y niñas; pues son ellos y ellas quienes deben acoger este proceso para no permitir que la historia de horror y tragedia se repita.

Pasto, 5 de julio de 2022.


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