Comunicación crítica para tiempos críticos

Patricia

Por Edwin García

Cursaba noveno grado y ya había leído algunos discursos de Gaitán, inicio de mi herejía. También había escuchado a mi abuela decir, cuando mataron a Galán: «lo mataron, como a Gaitán». Por circunstancias de la vida, que no casualidad, llegó a mí el libro Bateman; una de sus autoras era Patricia Ariza.

Patricia, junto a Peggy y Clara, pusieron «de nuevo a andar a Bateman por el país». Oculto, leyendo ese libro en medio de su clase, la profesora de Español me abordaba diciéndome: «eres de armas tomar». No perturbó mi apego a aquellas páginas. El coordinador de disciplina, al sorprenderme en la misma lectura, me increpó: «García, el incomprendido»: ya ven, interpretaciones de la palabra y la disciplina. Ese libro le dio rumbo a mi vida, la dirigió por la senda de la rebeldía de aquel Flaco, Caribe auténtico.

Muchos años después, por circunstancias de la vida, que no casualidad, me vi sentado junto a Patricia: ya ven, cosas mágicas. Aprendí y sufrí con ella la debacle del proceso de paz. De ella supe que la cultura sencillamente lo es todo. Hoy, 4 de julio de 2022, ha sido designada como Ministra de Cultura del nuevo gobierno en Colombia.

Creo que, más allá de lo que Patricia pueda hacer en cuatro años, su designación en el Ministerio de por sí pone por lo alto a esa dependencia y le da a la cultura la preponderancia que debe tener, más en un país que, como el nuestro, en medio de tumbos y azares, construye la paz.

Esta designación me ha alegrado más que el triunfo electoral del 19 de junio, porque llena de sentido cultural ese hecho social y político, y le abre espacio a un nuevo relato, ese relato que desborda las urnas, tanto electorales como mortuorias.


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