Primera regla de la comunicación: hay que llamar las cosas por su nombre. Lo que está pasando con Hidroituango es literalmente un ecocidio, un crimen contra la naturaleza. Y como crimen que es, como conducta que atenta contra la vida de los seres vivos, esperaría uno que se aplicara el código penal con todo rigor a los gobernantes (i)responsables.

El problema, claro está, es que en Colombia no se considera que la naturaleza tenga derechos, de tal manera que los ríos y los seres que en ellos habitan son considerados meras cosas, meros accidentes en la vía del desarrollo. Por otro lado, subsiste el problema, no menor, de que en el país los entes encargados de investigar y sancionar las conductas atentatorias de la vida parecen estar cooptados por grupos políticos cuyas actuaciones replican al pie de la letra las de las famosas «familias» mafiosas de filmes como El Padrino.

En un torpe e indolente intento por minimizar los desastrosos efectos derivados del cierre de una de las compuertas de la represa de Hidroituango, decisión que causó que el caudal del Río Cauca llegara a niveles bajos históricos, Empresas Públicas de Medellín (EPM) pagó un publireportaje -plagado de bonitas viñetas y frases optimistas- en uno de los diarios de mayor circulación del país; en él se establece, por ejemplo, que la cifra de peces muertos en el río fue de apenas 85.248, equivalentes a «la pesca de un día del 1% de los pescadores de la zona» (EL TIEMPO, 10 de febrero de 2019).

Así pues, no hay nada de qué preocuparse.

Aunque quizá sí haya que hacerlo, especialmente cuando los argumentos de la Empresa siguen la lógica stalinista según la cual miles de muertos son una mera estadística. En el país en donde la vida de las personas importa tan poco (cientos de líderes sociales asesinados después seguimos sin encontrar un solo culpable condenado), importa menos aún la de seres que no son humanos pero que, sin embargo, también están vivos.

Así que en espera de que la justicia llegue y se apliquen las sanciones del caso, ofrecemos este pequeño homenaje en forma de canciones al río, a los ríos y a todos los hombres, mujeres, comunidades humanas y animales cuya existencia depende de ellos. Proponemos esta Playlist como una forma de convocar a la reflexión por otros medios y, también, como una manera de homenajear a las cientos de personas que hicieron de esta tragedia la suya propia. Gracias por su ejemplo a los líderes y lideresas, a los ecologistas y ciudadanas comunes que se condolieron con las miles de víctimas de la tragedia.

Equipo Columna Abierta


Artista: Canalón de Timbiquí
Canción: Río Timbiquí


Artista: Fruko y sus Tesos
Canción: Mi río Cali


Artista: Mercedes Sosa
Canción: Los hombres del río


Artista: Joe Arroyo
Canción: Río Magdalena


Artista: Aterciopelados
Canción: Río


Artista: Orquesta Filarmónica de Bogotá
Canción: Pescador, lucero y río


Artista: Cafe Tacvba
Canción: El río


Artista: Los Hermanos Zuleta
Canción: Río crecido


Artista: Joan Manuel Serrat
Canción: El hombre y el agua


Artista: Toto La Momposina
Canción: El pescador


Artista: Canserbero
Canción: ¿Hasta cuándo?


Artista: Los Warahuaco
Canción: El pescador de Barú


Artista: Antonio Vega
Canción: Agua de río


Artista: La Pestilencia
Canción: Amazonas International Airport