Por Wladimir Uscátegui
Es oficial. El 2024 no acaba de empezar del todo y ya Javier Milei ha protagonizado el episodio más cringe del año. O de la década. Según se vea. Lo ha hecho en su reciente visita, la primera como jefe de Estado, a Israel. Coronado con la tradicional kipá, que le cubre a duras penas la melena ridícula, el ínclito jefe de Estado argentino ha roto en llanto mientras abrazaba y besaba el Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado por excelencia del judaísmo. Acto seguido, y bañado aún en lágrimas, ha abrazado al rabino Shmuel Rabinowitz, quien, aparte de acompañar a los dignatarios que visitan el muro, tiene entre sus funciones la de recolectar los papelitos con oraciones/peticiones (a razón de más de un millón por año) que los fieles incrustan por entre las fisuras del muro para posteriormente quemarlas, según establece la Ley judaica -de la que él funge, además, de intérprete- en el Cementerio judío del Monte de los Olivos.
Leer más