fiscal

Foto tomada de Twitter.

Por Augusto Lozada Lince

Hoy, 11 de Enero de 2019, en todas las ciudades de Colombia están convocadas sendas marchas ciudadanas para exigir la renuncia del Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, cuestionado por varios sectores políticos y sociales por sus “presuntos” (para usar un léxico propio de la Fiscalía) nexos con Odebrecht, la trama de corrupción más grande en la historia del país.

Aparte de los argumentos políticos y éticos, planteamos en esta breve nota, otros de tipo económico que refuerzan la pertinencia de la movilización ciudadana.

Empecemos con este dato: el valor en dólares de lo que produjo la economía colombiana durante el año 2017, según el Banco Mundial, fue aproximadamente de USD $309.200’000.000.

El día 5 de diciembre de 2018, la lista Forbes calculaba la fortuna de Luis Carlos Sarmiento Angulo en USD $9.800’000.000. Apenas unas semanas atrás del sonado debate sobre corrupción de Odebrecht y control político al Fiscal que convocaron los senadores Gustavo Petro, Jorge Enrique Robledo y Angélica Lozano, dicha fortuna era calculada por la afamada revista en más de USD $12.000’000.000. Evidentemente, el escándalo que suscitó el debate sobre alianzas corruptas entre el Grupo Aval y Odebrecht y la probable erosión de la investigación, produjo una fuerte sanción ética de los mercados internacionales de valores contra Sarmiento Angulo.

De todas maneras, esa fortuna en detrimento representaría el 3,17% de lo que produjo la economía colombiana en el año 2017; es decir, de 100 bienes y servicios creados en Colombia durante ese año, tasados en dólares, 3,17 habrían sido controlados por el grupo empresarial de Sarmiento Angulo.

Esto parece poco, pero en realidad es un porcentaje alto con respecto al tamaño de la economía de un país pretendidamente democrático. Por ejemplo, en contraste, la fortuna del hombre más rico del mundo, el norteamericano Jeff Bezos, la cual asciende según Forbes a aproximadamente USD $137.800’000.000 -una cifra que es un poco más de 14 veces la fortuna de Sarmiento Angulo-, representaría tan solo el 0,71% de lo que produjo la economía estadounidense durante el año 2017.

Que un grupo empresarial controle el 3,17% del PIB de Colombia es síntoma de una economía frágil, cuyas consecuencias más dramáticas se ven claramente en el ámbito de las instituciones que pretenden representar y cuidar el Estado Social y Democrático de Derecho constituido desde 1991.

La situación es simple: si se encuentra en la posición de tremendo privilegio, y se tiene la capacidad de acallar la conciencia , el abuso de poder está servido. Pero las consecuencias, a ese nivel tan vasto, son brutales y bien conocidas por la opinión pública: políticos y otros funcionarios que nadan en sangre y dolor, cada vez más corruptos y atornillados; megaobras colapsadas, a punto de estarlo o en rápido deterioro; la constante pérdida de confianza de las ciudadanías por las instituciones estatales…

Una economía sana supone, pues, una articulación armoniosa con supuestos del actual pacto social: reconocer y respetar la ley; evitar prácticas monopólicas y de cartel privadas; corresponder con ética en las alianzas público/privadas, etcétera.

Por razones como las mencionadas (aparte de las ya enunciadas por otros actores sociales y políticos de la nación), creo preciso sumarse a las voces que piden la renuncia de Néstor Humberto Martínez. No solo por lo que su permanencia en el cargo representa para muchos: corrupción; sino para que se pueda saber toda la verdad del caso Odebrecht en Colombia.