Por Gustavo Montenegro

Uno de los componentes sustanciales de la comunicación política se encuentra en el valor otorgado a la opinión pública, concepto que, por su complejidad, llegó hasta la denominación de “opiniones públicas” justamente porque con el pasar del tiempo, ante un tema de interés colectivo resultó imposible concertar una sola opinión que pudiera convertirse en la voz homogénea de la ciudadanía. La reconceptualización de la opinión pública abrió un nuevo debate en la comunicación política, pues ante la garantía de mayores derechos y libertades, también comenzó a crecer la presencia de los disensos, la diversificación de las ideologías y la multiplicación de las voces que se podían (y pueden) pronunciar en relación con una idea política o con una concepción del Estado.

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