Por David Paredes

Decir que la ONU no sirve es insistir en una idea irreflexiva y descontextualizada. Habría que considerar que su intermediación —así como las decisiones de la Corte Internacional de Justicia y de la Corte Penal Internacional, ambos tribunales creados por la ONU— ha sido importante para dirimir controversias territoriales y para cuestionar las acciones de Estados implicados en confrontaciones de diversa índole. A esto habría que sumar el peso que tienen las convenciones como la de los derechos de la niñez, que fue ratificada y adoptada como ley internacional por 166 países, o el trabajo —desde ONU Mujeres— encaminado a comprender y transformar las condiciones estructurales de inequidad de género, o la vigilancia desde el Organismo Internacional de Energía Atómica sobre el uso de armas nucleares.

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