Por Paula Mogollón García

En este artículo pretendo hacer una interpelación al enfoque analítico sobre el trabajo de cuidado, el cual se viene instalando desde instituciones nacionales y organizaciones no gubernamentales cuando hacen referencia a la “economía del cuidado” como “una contribución del trabajo doméstico no remunerado de veinte puntos porcentuales (20%) en el PIB nacional”. Específicamente, esta mirada promueve la redistribución y reducción de este trabajo –a manos del Estado– porque constituye una recarga sobre las mujeres y/o los cuerpos feminizados, de modo que profundiza la dependencia económica y se fomenta la feminización de la pobreza. Si bien el análisis parte de una caracterización del problema que sitúa a la división (hetero)sexual del trabajo como el bastión del ordenamiento social, se centra en el acceso al dinero por parte de las mujeres y no sobre el lugar relacional que tiene el cuidado para el sostenimiento de la vida.

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