Camilo Salazar Ortega
Si en algo se expresa el cambio en Colombia es en el tratamiento del gobierno de Gustavo Petro a la protesta social. Salvo un acto, el manejo de los conflictos nunca ha sido represivo. El paro de transportadores, que el oportunismo de la derecha pretendía convertir en móvil para impulsar su estrategia de desestabilización y golpe, culmina exitosamente desde la interlocución sincera para favorecer a los sectores más débiles. Este gobierno ha dado un giro radical de la violencia y el sometimiento por la fuerza a la protesta que era la regla, hacia el dialogo como forma de resolver conflictos. Se ratifica el talante democrático del Presidente y se derrumba la mentira del supuesto carácter autoritario.
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