Por David Paredes

Se podría decir que la película más reciente de Christopher Nolan nos presenta una versión moderna de la leyenda alemana de Fausto. A diferencia de él, sin embargo, Oppenheimer no parece movido por un apetito desmesurado al cual quisiera dar satisfacción (¿qué es, entonces, aquello que lo impulsa?), pero sí se embarca en el proyecto precedido por la celebración de un pacto con fuerzas oscuras, las mismas que le ofrecen poder y otras garantías para que vaya más allá de sus propias limitaciones.

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