
Por David Paredes
A poco más de un año para que termine el período presidencial de Gustavo Petro, han quedado en el camino intenciones como la de crear un frente amplio o la de llevar a puerto la llamada «paz total». En medio de limitaciones, desaciertos, frustraciones, pendientes y vicios tradicionales de la institucionalidad, los objetivos del proyecto progresista se han tornado más específicos. Pero nada de esto parece haber reducido la ambición del proyecto grande: la transformación que habría de redireccionar al Estado hacia la búsqueda de justicia social.
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